jueves, 4 de febrero de 2010

"Desde que ocurrió el terremoto, cualquier ruido que escucho me aterra"


Mariana Solans, en comunicación vía Skype con lanacion.com
Foto: LA NACION

Por Sol Amaya
De la Redacción de lanacion.com
mamaya@lanacion.com.ar

"Desde que ocurrió el terremoto, cualquier ruido que escucho me aterra"
Así describió a lanacion.com el horror de Haití Mariana Solans, una argentina que vive en Puerto Príncipe; le ofrecieron volver en un Hércules pero decidió quedarse para ayudar

Se la notaba muy nerviosa, atenta a cada sonido o movimiento que venía de la calle. Todavía está austada por lo que le tocó vivir el pasado martes. Lo recuerda como si hubiera protagonizado una película de terror.

"Perdoná que esté tan dispersa. Es que cualquier ruido que escucho me acelera el corazón, me aterra", explicó. Se trata de Mariana Solans, testigo del terremoto, que se comunicó vía Skype con lanacion.com. Ella y su novio viven en Pétion-Ville, un suburbio en las colinas de Puerto Príncipe, Haití.

Desde lo alto de la ciudad, Mariana pudo ver con detalle cómo se fueron derrumbando miles de viviendas y edificios. "Estaba sentada frente a la computadora cuando todo empezó a temblar. Como vi que no terminaba, salí al patio", contó la joven argentina. "Parecía una película. De repente todo se convirtió en una inmensa nube de polvo", detalló. "La gente salía a la calle, se escuchaban gritos desesperados. Yo me concentré en convencerme de que ya iba a pasar, de que tenía que terminar pronto", agregó.

Fueron apenas unos segundos, pero ella lo vivió "como una eternidad". Cuando la tierra dejó de moverse, llamó a Sergio, su novio, que trabaja en la Dirección Nacional de Agua y Saneamiento del país de Haití (DINEPA).

"Sólo cuando lo vi llegar a casa me volvió el alma al cuerpo", recordó. Mariana describió la sensación que sintió en el momento del terremoto como la vibración que se siente al atravesar un puente con el auto.

Solidarios. Pasaron cinco días pero ambos siguen shockeados. "Nos va a llevar mucho tiempo digerir lo que pasó", dijo Mariana. A pesar del horror que vivieron, y de que se les ofreció regresar a la Argentina en un Hércules, ellos decidieron quedarse.

"Mientras estemos relativamente a salvo ?lo que es un poco difícil de asegurar dada la situación- preferimos estar acá, ayudando en todo lo que se pueda", explicó.

No tienen agua ni gas, como todo el resto de la ciudad. Al menos tienen electricidad y, por fortuna, conexión a Internet para mantener tranquilos a sus familiares en la Argentina.

Los almacenes y supermercados están cerrados y custodiados para evitar saqueos, aunque Mariana asegura que no vio manifestaciones de violencia. "La gente está desesperada, muchos perdieron a toda su familia, falta agua y alimentos, pero todos son muy solidarios entre sí, no veo violencia en la calle", aseguró.

Permanentemente se ve llegar camiones y helicópteros con ayuda de todas partes del mundo. Incluso están llegando cada vez más médicos y suministros hospitalarios para asistir a las víctimas. "La situación es desesperante, a veces cuesta un montón que llegue toda esta ayuda", dijo Mariana.

Imágenes del horror. Los cuerpos están siendo enterrados en fosas comunes, para evitar la propagación de enfermedades. Afortunadamente, según relató Mariana, las condiciones climáticas favorecen, por el momento, las tareas de rescate.

"Yo todavía no bajé hacia la zona más afectada. No quiero ver horrores que nunca me voy a poder borrar de la cabeza", admitió. La joven contó que por las calles ve caras de desesperación, tristeza y desconsuelo. La gente busca algún lugar seguro por temor a nuevas réplicas del terremoto. Todos esperan cualquier tipo de colaboración para sobrevivir.

Las plazas están repletas de gente, como cada rincón de la calle. La gente busca cualquier espacio donde pueda ubicarse hasta que se sepa cómo van a continuar con sus vidas.

Para Mariana, los haitianos son personas de mucha fortaleza y está convencida de que van a salir adelante.

La comunicación con lanacion.com se interrumpió varias veces, debido a la difícil conexión. Incluso en un momento hubo un nuevo temblor y Mariana se asustó tanto que decidió cerrar la computadora y salir. Por suerte fue simplemente un movimiento de baja intensidad.

"Fue un milagro que Sergio y yo nos salváramos en medio de semejante terremoto. Ahora tengo todo una vida para agradecerlo", concluyó.
Para ayudar : Para contactarse con Mariana Solans ante la posibilidad de ofrecer algún tipo de colaboración: maiasolans_76@hotmail.com


Fuente: diario LA NACION/Argentina Sábado 16 de enero de 2010

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